Una manana temprano, mientras revisaba a una paciente dormida en el Centro de Medicina del Sueno, el Dr. Erik St. Louis observo algo particular. La paciente, una mujer de unos 60 anos, habia empezado a correr debajo de las sabanas. A media que sus parpados se agitaban, las piernas se pusieron en marcha, lentamente al principio, pero luego aceleraron rapidamente el paso, lo que la impulso a lo largo de un camino que solo ella podia ver. Despues de correr durante aproximadamente 30 segundos, se detuvo bruscamente y abrio los ojos. No era el comportamiento que el Dr. St. Louis esperaba de una persona con apnea del sueno.

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